LOS MEJORES CONSEJOS PARA REHABILITAR TU TOBILLO DESPUÉS DE UN ESGUINCE

Introducción

Un esguince de tobillo es una lesión que afecta a los ligamentos que rodean la articulación. La lesión más común en el tobillo ocurre cuando se produce una inversión del pie con aducción, conocida como esguince lateral. En este caso, los ligamentos más afectados suelen ser el peroneoastragalino anterior, seguido del peroneocálcaneo y, posteriormente, el peroneoastragalino posterior. 

Este tipo de lesión es muy común tanto en la población general como en atletas, aunque los deportistas tienen un mayor riesgo.

Un esguince mal diagnosticado y/o tratado puede ocasionar complicaciones a corto plazo, como lesiones recurrentes e inestabilidad funcional.


Tipos de esguinces de tobillo

Los esguinces de tobillo varían según el mecanismo de lesión, la posición del pie y la fuerza de rotación sobre la articulación y los ligamentos estabilizadores.

      • Los esguinces de bajo grado (grado I y II) resultan en estiramientos o desgarros microscópicos de los ligamentos estabilizadores.

      • Un esguince de alto grado (grado III) compromete las estructuras sindesmóticas, lo que puede implicar rupturas completas de tendones y fracturas óseas en el tobillo y el pie en casos de mayor energía.


    Esguince agudo, inestabilidad y esguince recurrente

    a) Esguince agudo:

    Los esguinces agudos se dividen en diferentes grados según su intensidad:

        • Grado I: implica un leve estiramiento del complejo ligamentoso con desgarro microscópico. No hay inestabilidad articular y se puede presentar un leve edema o equimosis.

        • Grado II: implica un desgarro o rotura parcial de uno o varios ligamentos, con un edema moderado a severo y equimosis. Existe una pérdida funcional moderada y una inestabilidad articular leve a moderada.

        • Grado III: implica una ruptura completa de uno o varios ligamentos, con una inestabilidad articular moderada a grave, edema inmediato y equimosis.

      b) Inestabilidad:

      Después de un esguince de grado I o II, los ligamentos quedan debilitados y, si no se recibe un tratamiento adecuado, puede desarrollarse inestabilidad funcional y mecánica, lo que aumenta la probabilidad de sufrir esguinces recurrentes. Los pacientes suelen describir la inestabilidad funcional como una sensación de que el tobillo «cede».

      c) Esguince recurrente:

      Los esguinces recurrentes tienen múltiples factores causantes. Entre los principales factores asociados se encuentran la alteración de la propiocepción (la capacidad de sentir la posición relativa de una parte del cuerpo), la pérdida de fuerza muscular y la laxitud ligamentosa, entre otros.


      Tratamiento de los esguinces de tobillo

      El tratamiento de los esguinces de tobillo suele ser conservador, a menos que se trate de un esguince de grado III, que puede requerir intervención quirúrgica.

      1. Inicialmente, en la fase aguda del esguince, se sigue el protocolo PRICE:

          • P: proteger.

            • R: reposar. Se recomienda un reposo relativo durante las primeras 72 horas y, posteriormente, ir incorporando progresivamente la actividad según la tolerancia del paciente. Diversos estudios han demostrado que la carga temprana, en comparación con la inmovilización, presenta los siguientes beneficios:
            • Acorta el tiempo de recuperación.
            • Mejora el rango de movimiento.
            • Permite el retorno a la actividad deportiva más rápido.
            • Reduce la hinchazón persistente en el tobillo.

              • I: frío. La aplicación de crioterapia en la fase aguda ayuda a disminuir el dolor y la hinchazón. Sin embargo, una vez pasada esta fase, en la etapa de readaptación, no se ha observado que proporcione beneficios significativos.

                • C: compresión.

                  • E: elevación.Elevar el tobillo por encima del nivel del corazón durante las primeras 24/48 horas ayuda a reducir la hinchazón. 

                2. Una vez que hemos superado la fase inicial, es importante iniciar un proceso de fisioterapia y rehabilitación, que incluya:

                    • Fisioterapia manual. La realización de movilizaciones pasivas ayuda a mejorar el rango de flexión dorsal/plantar y normalizar el tono muscular, especialmente en la musculatura peronea, en casos de esguinces en inversión.

                    • Diatermia, eficaz para reducir el edema y la inflamación, así como ayudar al proceso de recuperación de los tejidos afectados.

                    • Ejercicio terapéutico. Una vez que el dolor y la hinchazón hayan disminuido, es importante comenzar la rehabilitación. Un fisioterapeuta puede diseñar un programa de ejercicios específicos para fortalecer los músculos, mejorar la estabilidad y restaurar el rango de movimiento y la funcionalidad del tobillo.
                          • Inicialmente, nos centraremos en recuperar el rango de movimiento. Estos ejercicios pueden realizarse una vez que el dolor y la hinchazón hayan disminuido. 

                          • Una vez se haya recuperado el rango completo de movimiento, incorporaremos ejercicios de entrenamiento propioceptivo, neuromuscular y de fuerza. No se recomienda durante la fase aguda, pero es fundamental después de esta etapa para evitar la aparición de esguinces recurrentes y la inestabilidad funcional.


                    5 consejos prácticos para recuperarte adecuadamente de un esguince de tobillo y reducir el riesgo de futuras lesiones


                        1. Sigue el plan de rehabilitación. Es crucial seguir el plan de rehabilitación diseñado por tu fisioterapeuta. Realiza los ejercicios de fortalecimiento, estiramientos y equilibrio de manera regular. No te saltes las sesiones de fisioterapia y asegúrate de completar todos los ejercicios recomendados. La rehabilitación adecuada ayudará a fortalecer los músculos y ligamentos, y a restaurar la estabilidad del tobillo.

                          1. Trabaja en el equilibrio y la propiocepción. Los ejercicios de equilibrio y propiocepción son fundamentales para mejorar la estabilidad del tobillo y prevenir futuros esguinces. Puedes incluir ejercicios como mantener el equilibrio sobre una pierna, realizar ejercicios en una superficie inestable o usar una tabla de equilibrio. Estos ejercicios fortalecen los músculos estabilizadores y mejoran la capacidad del tobillo para responder a cambios repentinos en la superficie o en la dirección del movimiento.

                            1. No trabajes sólo el tobillo. Aunque pueda parecer sorprendente, el fortalecimiento de la musculatura estabilizadora de la pelvis y la cadera, como la musculatura glútea, desempeña un papel importante en la rehabilitación de los esguinces de tobillo y en la prevención de nuevas lesiones. Los músculos glúteos, incluyendo el glúteo mayor, medio y menor, son fundamentales para mantener una buena estabilidad y alineación del cuerpo durante la actividad física. Después de un esguince de tobillo, es común que los músculos alrededor de la articulación se debiliten debido a la falta de uso y a la inmovilización durante el período de recuperación. La debilidad en los glúteos puede contribuir a desequilibrios musculares y aumentar el riesgo de nuevas lesiones, ya que otros músculos y articulaciones pueden compensar la falta de estabilidad.

                              1. Incrementa progresivamente la actividad física. A medida que te recuperas, es importante aumentar gradualmente la intensidad y la duración de tus actividades físicas. Comienza con ejercicios de bajo impacto, como caminar o nadar, antes de pasar a actividades más exigentes. Escucha a tu cuerpo y no te exijas demasiado demasiado pronto. Darte tiempo suficiente para recuperarte completamente es clave para evitar nuevas lesiones.

                                1. Utiliza soportes o vendajes durante la actividad. Durante la fase de recuperación y cuando vuelvas a practicar deportes o actividades físicas, considera utilizar soportes o vendajes para proporcionar estabilidad adicional al tobillo. Estos dispositivos pueden ayudar a prevenir torceduras adicionales y brindar un soporte adicional mientras los músculos y ligamentos se fortalecen.


                              ¿Cómo prevenir un nuevo esguince de tobillo?

                                  1. Entrena de forma planificada y de manera adecuada. Antes de participar en actividades deportivas o físicas intensas, asegúrate de tener una buena condición física y realizar ejercicios de calentamiento adecuados. Fortalece los músculos de las piernas y los tobillos, ya que proporcionan un soporte crucial a la articulación del tobillo.

                                    1. Utiliza calzado adecuado. Elige zapatillas deportivas que brinden un buen soporte y estabilidad para el tobillo. Asegúrate de que el calzado sea adecuado para el deporte o actividad que vas a realizar.

                                      1. ¡Cuidado por donde pisas! Presta atención a las superficies en las que practicas deportes o actividades físicas. Evita terrenos irregulares o resbaladizos que puedan aumentar el riesgo de torceduras o esguinces.


                                    Conclusión:

                                    El esguince de tobillo es una lesión común que puede causar molestias y limitaciones en la vida diaria y en la práctica deportiva. Es importante entender los diferentes tipos de esguinces, así como implementar un tratamiento adecuado y seguir medidas preventivas para reducir el riesgo de lesiones recurrentes.

                                    Recuerda que cada persona y lesión es única, por lo que es importante consultar a un profesional de la salud, como un fisioterapeuta o médico deportivo, para obtener un asesoramiento personalizado sobre tu caso específico, y diseñar un programa de rehabilitación adecuado, ayudándote a recuperarte de manera efectiva.

                                    Seguir estos consejos y buscar una recuperación adecuada te ayudará a evitar recaídas y a mantener un tobillo fuerte y saludable a largo plazo.

                                     

                                    CARMASALUD | Centro Clínico e Investigador

                                    Autores del artículo: Esther Gil, Fisioterapeuta, Juanan Hernández, Fisioterapeuta y preparador físico (CCAFYD)

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