Introducción
La fascitis plantar es una de las principales causas de dolor en el talón, afectando aproximadamente al 10% de la población en algún momento de su vida. Es especialmente frecuente en corredores, personas con sobrepeso y aquellas que permanecen mucho tiempo de pie.
Su tratamiento requiere una combinación de estrategias terapéuticas que incluyen fisioterapia, ejercicios específicos y, en casos más resistentes, técnicas avanzadas como la electrólisis percutánea intratisular (EPI) y la terapia de ondas de choque.
Causas y factores de riesgo
La fascitis plantar ocurre cuando la fascia plantar, una banda gruesa de tejido conectivo que recorre la planta del pie, sufre microtraumatismos repetitivos o sobrecarga mecánica. Entre los factores de riesgo más comunes se encuentran:
- Uso de calzado inadecuado, como zapatos sin soporte o caminar descalzo sobre superficies duras.
- Aumento repentino de la actividad física o sobreuso en deportes de impacto como el running.
- Alteraciones biomecánicas (pie plano, pie cavo o disfunción del tendón tibial posterior).
- Obesidad o aumento de peso repentino, que incrementa la carga sobre la fascia plantar.
- Limitación de la dorsiflexión del tobillo, especialmente en personas con rigidez en el tendón de Aquiles.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas típicos de la fascitis plantar incluyen:
- Dolor punzante en el talón, especialmente al dar los primeros pasos por la mañana o después de estar sentado mucho tiempo.
- Sensibilidad a la palpación en la zona del talón.
- Rigidez en el arco del pie y en la fascia plantar.
- Aumento del dolor tras la actividad física, aunque puede mejorar momentáneamente con el movimiento.
El diagnóstico es principalmente clínico, basado en la historia del paciente y la exploración física. En casos persistentes, se pueden utilizar pruebas de imagen como la ecografía musculoesquelética, que permite evaluar el engrosamiento de la fascia plantar y la presencia de inflamación.
Tratamiento con Fisioterapia
El tratamiento de fisioterapia de la fascitis plantar debe enfocarse en reducir el dolor, mejorar la movilidad y restaurar la función normal del pie. Para ello, se combinan diferentes estrategias basadas en la evidencia científica.
1. Fisioterapia manual y movilización articular
Las técnicas manuales juegan un papel fundamental en la recuperación de la fascitis plantar al mejorar la movilidad del pie y reducir la tensión de la fascia. Se pueden aplicar:
- Liberación miofascial para disminuir la rigidez de la fascia plantar y mejorar su elasticidad.
- Movilización articular del pie y tobillo, incluyendo técnicas específicas en la articulación subastragalina para mejorar la dorsiflexión.
- Trabajo sobre el tendón de Aquiles, ya que su rigidez está directamente relacionada con la tensión en la fascia plantar.
- Masoterapia profunda en el tríceps sural, buscando mejorar la función muscular y la absorción de cargas.
2. Terapia de ondas de choque
Las ondas de choque extracorpóreas han demostrado ser un tratamiento altamente efectivo en pacientes con fascitis plantar crónica. Se dividen en:
- Ondas de choque radiales (RSWT): Se dispersan sobre un área amplia y se utilizan para mejorar la vascularización y estimular la regeneración de la fascia.
- Ondas de choque focales (FSWT): Aplican energía concentrada en la zona afectada, favoreciendo la disolución de microcalcificaciones y la reducción del dolor.
Un metaanálisis reciente ha demostrado que la terapia con ondas de choque reduce significativamente el dolor y mejora la función en pacientes con fascitis plantar que no responden al tratamiento conservador.
3. Fisioterapia invasiva
La fisioterapia invasiva ha ganado protagonismo en el tratamiento de la fascitis plantar, especialmente en casos de dolor crónico. Entre las técnicas más utilizadas destacan:
Electrólisis Percutánea Intratisular (EPI®) en el tratamiento de la fascitis plantar
La electrólisis percutánea consiste en la aplicación de una corriente galvánica a través de una aguja insertada en la fascia plantar, generando una respuesta inflamatoria controlada que estimula la regeneración del tejido dañado. Se realiza bajo guía ecográfica para asegurar la precisión en la aplicación.
Ventajas de la EPI:
- Reduce el dolor a medio y largo plazo.
- Favorece la reparación del tejido fascial.
- Es menos agresiva que la cirugía y tiene una rápida recuperación.
Neuromodulación Percutánea
Esta técnica consiste en la aplicación de estímulos eléctricos a los nervios periféricos que regulan la fascia plantar, ayudando a reducir el dolor y mejorar la función motora. Se utiliza especialmente en pacientes con fascitis plantar que presentan hipersensibilidad o dolor neuropático asociado.
Punción Seca
La punción seca se emplea para desactivar puntos gatillo miofasciales en el tríceps sural, contribuyendo a reducir la sobrecarga en la fascia plantar. Se ha demostrado que su combinación con terapia manual y ejercicio acelera la recuperación en pacientes con dolor crónico en el talón.
4. Ejercicio terapéutico
El ejercicio es una de las estrategias más efectivas en la recuperación de la fascitis plantar. Su objetivo es fortalecer la musculatura intrínseca del pie, mejorar la flexibilidad y restaurar la función biomecánica normal.
Ejercicios de fortalecimiento
- Ejercicio de toalla: Enrollar una toalla con los dedos de los pies para mejorar la activación de los músculos plantares.
- Elevaciones de talón con toalla bajo los dedos: Aumenta la carga progresivamente para mejorar la resistencia de la fascia plantar.
- Trabajo de estabilidad en superficies inestables (bosu, discos de equilibrio).
Ejercicios de estiramiento
- Estiramiento de la fascia plantar con pelota o botella congelada.
- Estiramiento del tendón de Aquiles en escalón.
- Movilización del primer dedo para mejorar la dorsiflexión.
5. Educación y modificación de hábitos
Uno de los pilares en el tratamiento de la fascitis plantar es la educación del paciente. Es fundamental modificar los factores de riesgo que pueden estar contribuyendo al problema. Entre las recomendaciones más importantes se incluyen:
- Uso de calzado adecuado con soporte en el arco plantar y amortiguación en el talón.
- Evitar el uso prolongado de sandalias planas o ir descalzo en superficies duras.
- Aplicación de frío tras actividades de impacto.
- Evitar el sobreentrenamiento y programar descansos adecuados.
Conclusión
El tratamiento de la fascitis plantar debe ser personalizado y progresivo, combinando estrategias como la fisioterapia manual, la terapia con ondas de choque, la fisioterapia invasiva y el ejercicio terapéutico. La clave del éxito radica en un abordaje integral que no solo trate los síntomas, sino que también corrija las causas subyacentes para evitar recurrencias.
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