LA GUÍA COMPLETA PARA ENTENDER Y SUPERAR LA LESIÓN DE SLAP

Introducción:

SLAP son las siglas en inglés que corresponden a «lesión superior del labrum de anterior a posterior». El labrum glenoideo es un anillo de fibrocartílago que rodea la base de la articulación del hombro. Es una estructura que une la cavidad glenoidea con la cápsula y los ligamentos que estabilizan el hombro. Además, en su zona superior se inserta la porción larga del tendón del bíceps.

Prevalencia:

Este tipo de lesión es frecuente en deportistas que realizan lanzamientos, así como en personas que realizan movimientos repetitivos con los brazos por encima de la cabeza en el trabajo o en el gimnasio. También puede ocurrir en pacientes con patologías degenerativas en el manguito rotador, así como en personas sanas después de una tracción mecánica. 

El diagnóstico se realiza principalmente mediante resonancia magnética y, en muchas ocasiones, se descubre de forma incidental en pacientes asintomáticos.

Causas:

Las causas que pueden llevar a esta lesión son variadas:

  • Traumáticas: se producen por tracciones bruscas del hombro en dirección anterosuperior o por caídas con el brazo despegado del cuerpo.
  • Degenerativas: se desarrollan gradualmente debido a movimientos repetitivos forzados.

Sintomatología:

Independientemente de la causa de la lesión, los síntomas asociados son los siguientes:

  • Inicio repentino de un dolor profundo en la parte frontal del hombro.
  • Síntomas mecánicos, como chasquidos, bloqueos o sensación de atrapamiento al mover el hombro.
  • Recuerdo de una fuerza repentina o un tirón en el hombro seguido de dolor.
  • Episodios de inestabilidad en el hombro.
  • Participación en un deporte específico, teniendo en cuenta el nivel de exigencia y los deportes que suelen estar asociados con este tipo de lesión, como voleibol, lanzadores de béisbol, lanzadores de jabalina y nadadores.
  • Realización de trabajos físicos o manuales.

Algunas características adicionales pueden incluir:

  • Dolor anterior en el hombro que aparece gradualmente sin un traumatismo previo.
  • Empeoramiento de los síntomas al realizar actividades por encima de la cabeza.
  • Dolor que se irradia por la parte frontal del brazo desde el hombro.
  • Clics o chasquidos audibles en el contexto de una inestabilidad del tendón proximal del bíceps.
  • Dolor en reposo y/o nocturno.

Tipos de SLAP:

Existen hasta diez tipos de lesiones de SLAP, cada uno con sus subtipos correspondientes. Los principales son:

  • Tipo I: el labrum superior está deshilachado pero el tendón del bíceps está intacto.
  • Tipo II: el labrum superior está deshilachado y el tendón del bíceps se desprende.
  • Tipo III: rotura en forma de asa de cubo con el tendón del bíceps intacto.
  • Tipo IV: rotura en forma de asa de cubo con el tendón del bíceps desprendido pero aún unido al labrum.

Existen combinaciones de los tipos mencionados anteriormente, así como otros tipos de lesiones, como la lesión de Bankart.

Tratamiento:

El tratamiento de primera línea para la mayoría de los pacientes es conservador, especialmente si se trata de un paciente joven y activo sin antecedentes traumáticos, síntomas mecánicos ni actividades por encima de la cabeza.

Estas medidas conservadoras incluyen reposo, evitar los factores desencadenantes, infiltraciones y fisioterapia centrada en mejorar la discinesia escapular, restaurar el rango de movimiento y la fuerza, y, si es necesario, evaluar la biomecánica del gesto de lanzamiento.

El objetivo de la fisioterapia debe ser tratar cualquier biomecánica patológica subyacente del hombro que pueda haber estado presente antes de la lesión aguda. Además, el entrenamiento propioceptivo de la cintura escapular es beneficioso para prevenir nuevas lesiones.

Varios estudios sobre lanzadores profesionales por encima de la cabeza han mostrado resultados equivalentes en términos de regreso al juego y rendimiento, comparando tratamientos quirúrgicos y no quirúrgicos. Los programas de fisioterapia conservadora se enfocaron en corregir la discinesia escapular y el déficit de rotación interna glenohumeral.

Si el tratamiento conservador no tiene éxito y persisten los síntomas que impiden la participación en actividades deportivas o en la vida diaria, se debe considerar la necesidad de un tratamiento quirúrgico.

Recomendaciones prácticas para pacientes con lesión de SLAP:

  1. Seguir el plan de tratamiento: Es importante seguir las indicaciones del médico y del fisioterapeuta en cuanto al reposo, la terapia física y las modificaciones en la actividad. Cumplir con el plan de tratamiento contribuirá a una mejor recuperación.
  2. Evitar movimientos repetitivos y excesivos: Reducir o evitar los movimientos repetitivos por encima de la cabeza o las actividades que puedan ejercer presión sobre el hombro lesionado. Esto ayudará a evitar una mayor irritación y daño en la articulación.
  3. Fortalecimiento y estabilidad de la cintura escapular: Trabajar en el fortalecimiento de los músculos que rodean la cintura escapular puede mejorar la estabilidad del hombro y reducir el riesgo de lesiones recurrentes. Un fisioterapeuta puede proporcionar ejercicios específicos para fortalecer estos músculos.
  4. Mejora de la técnica: Si la lesión de SLAP está relacionada con un deporte específico, trabajar en la técnica adecuada puede ser beneficioso para prevenir futuras lesiones. Obtener la orientación de un entrenador o instructor experimentado puede ayudar a corregir errores biomecánicos y reducir la carga sobre el hombro.

Conclusión:

La lesión de SLAP puede ser debilitante y afectar la calidad de vida de las personas. Es importante reconocer los síntomas y buscar atención médica adecuada para un diagnóstico preciso. Si bien muchas lesiones de SLAP pueden tratarse de manera conservadora, es fundamental seguir el plan de tratamiento y realizar las modificaciones necesarias en el estilo de vida para favorecer la recuperación.

La fisioterapia desempeña un papel crucial en el tratamiento de la lesión de SLAP, centrándose en fortalecer la musculatura, mejorar la estabilidad y corregir los desequilibrios biomecánicos. Además, adoptar medidas preventivas, como evitar movimientos repetitivos y mantener una postura adecuada, puede ayudar a prevenir recurrencias y promover una recuperación a largo plazo.

Si los síntomas persisten y limitan las actividades diarias o deportivas, puede ser necesario considerar opciones quirúrgicas. Sin embargo, el tratamiento conservador es la primera línea de acción y puede ofrecer resultados satisfactorios en muchos casos.

Recuerda, ante cualquier duda o inquietud, siempre es recomendable buscar el asesoramiento de profesionales de la salud especializados en el manejo de lesiones de hombro.

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CARMASALUD | Centro Clínico e Investigador

Autora del artículo: Esther Gil, Fisioterapeuta

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