El cáncer de mama es una de las enfermedades más comunes entre las mujeres a nivel mundial. El proceso de diagnóstico y tratamiento, que suele incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia y terapias hormonales, no sólo afecta la salud física, sino también el bienestar emocional y la calidad de vida. Después de estos tratamientos, muchas mujeres experimentan secuelas que pueden impactar significativamente su recuperación y funcionalidad.
El pasado sábado 19 de octubre se celebró el Día Mundial del Cáncer de Mama, una fecha clave para concienciar sobre la importancia de la detección precoz, los avances en los tratamientos y el apoyo a las mujeres que luchan contra esta enfermedad.
Es una oportunidad para recordar que, además de los tratamientos médicos, existen terapias complementarias como la fisioterapia que pueden marcar una gran diferencia en la calidad de vida de las pacientes.
Principales secuelas físicas del tratamiento de cáncer de mama
Los tratamientos contra el cáncer de mama pueden generar una variedad de efectos secundarios físicos, como:
- Limitación del rango de movimiento en el hombro y brazo: Después de una mastectomía, lumpectomía o radioterapia, es común experimentar rigidez en la zona del hombro.
- Linfedema: La inflamación del brazo debido a la acumulación de líquido linfático es un riesgo frecuente tras la extirpación de ganglios linfáticos.
- Dolor y fibrosis: Las cicatrices y el tejido endurecido tras la cirugía o radiación pueden causar molestias y rigidez.
- Debilidad muscular y fatiga: La quimioterapia y los tratamientos prolongados pueden reducir la fuerza y resistencia general.
- Problemas posturales: La intervención quirúrgica y el dolor pueden afectar la postura, generando tensión en otras áreas del cuerpo.
El rol de la fisioterapia en la recuperación del cáncer de mama
La fisioterapia puede ayudar significativamente a mejorar la calidad de vida de las mujeres que han padecido cáncer de mama. A continuación, se describen algunos de los beneficios y técnicas clave que ofrece:
1. Mejora del rango de movimiento y flexibilidad
Después de una mastectomía o cualquier cirugía relacionada con el cáncer de mama, muchas mujeres experimentan una reducción significativa en la movilidad del brazo y del hombro, lo que afecta sus actividades cotidianas. La fisioterapia ayuda a restablecer el rango de movimiento mediante ejercicios específicos y técnicas de estiramiento que permiten suavizar el tejido cicatricial y mejorar la flexibilidad. Un plan de ejercicios adaptado puede restaurar la funcionalidad en el brazo afectado, facilitando las tareas diarias.
2. Prevención y manejo del linfedema
El linfedema, o la acumulación de líquido linfático, es una de las complicaciones más comunes tras la extirpación de ganglios linfáticos. La fisioterapia incluye técnicas especializadas como el drenaje linfático manual (DLM), que ayuda a movilizar el líquido acumulado en el brazo, reduciendo la inflamación y el malestar. Además, los fisioterapeutas enseñan a las pacientes ejercicios y técnicas de autocuidado para evitar el desarrollo del linfedema, como la compresión y la elevación del brazo.
3. Alivio del dolor y tratamiento de cicatrices
Las cicatrices postquirúrgicas pueden causar dolor, endurecimiento del tejido y restringir el movimiento. Los fisioterapeutas emplean técnicas de masaje, terapia manual y movilización del tejido cicatricial para reducir el dolor y mejorar la elasticidad de la piel. Esto no solo ayuda a aliviar la incomodidad, sino que también facilita una recuperación más rápida y completa del movimiento.
4. Fortalecimiento muscular y reducción de la fatiga
El tratamiento contra el cáncer de mama, especialmente la quimioterapia, puede debilitar los músculos y provocar una fatiga extrema. La fisioterapia incluye programas de fortalecimiento muscular adaptados a cada paciente, que ayudan a recuperar la fuerza perdida. Mediante ejercicios progresivos, las pacientes pueden mejorar su resistencia y energía, lo que resulta esencial para retomar sus actividades diarias con mayor facilidad y menos agotamiento.
5. Mejora de la postura
Las cirugías de mama pueden alterar la postura debido al dolor o la necesidad de proteger el área afectada. Esto puede generar tensión en la espalda, cuello y hombros. La fisioterapia corrige los desequilibrios posturales mediante ejercicios de reeducación postural, estiramientos y fortalecimiento de los músculos implicados. Esto no solo mejora la apariencia física, sino que también previene dolores crónicos a largo plazo.
6. Apoyo emocional y psicológico
El impacto psicológico del cáncer de mama no debe subestimarse. La fisioterapia no solo se centra en la recuperación física, sino que también proporciona un espacio de apoyo emocional para las pacientes. Participar activamente en la recuperación física puede ayudar a las mujeres a sentirse más empoderadas y recuperar el control sobre su cuerpo, lo que es fundamental para mejorar su autoestima y bienestar emocional.
Programas de ejercicio personalizados
Cada paciente tiene un proceso de recuperación único, y los fisioterapeutas diseñan programas personalizados que se adaptan a las necesidades individuales. Estos programas incluyen tanto ejercicios de rehabilitación como estrategias de prevención para evitar complicaciones futuras. Ya sea en una clínica, en el hogar o en un entorno comunitario, la fisioterapia es una herramienta valiosa para facilitar una recuperación integral.
Conclusión
La fisioterapia desempeña un papel esencial en la rehabilitación de las mujeres que han padecido o padecen cáncer de mama. Al abordar las secuelas físicas y emocionales del tratamiento, esta disciplina contribuye a mejorar la calidad de vida de las pacientes, permitiéndoles recuperar su funcionalidad y bienestar. Con un enfoque individualizado y holístico, las mujeres pueden afrontar el proceso de recuperación con mayor confianza y resiliencia.
El Día Mundial del Cáncer de Mama nos recuerda que la batalla no termina con el tratamiento médico; el apoyo continuo y el cuidado integral son esenciales para garantizar una vida plena y saludable.
CARMASALUD | Centro Clínico e Investigador